Huellas Verdes es una iniciativa que nace el año 2012. Se formaliza como una cooperativa agroecológica el año 2016, como forma de robustecer un modelo de producción de alimentos agrícolas, distribuyendo los riesgos y los beneficios de la producción. La Cooperativa Huellas Verdes, que opera a través de la entrega de canastas a familias y consumidores de la región Metropolitana, tiene como objetivo facilitar el acceso a alimentos saludables, favoreciendo el consumo local y estacional de alimentos. Igualmente, la idea de una comunidad de productores y consumidores tiene como foco favorecer el precio justo de los productos cosechados, superando el bien conocido problema que tienen los pequeños negocios agrícolas, con la presencia de intermediarios que afectan enormemente el precio de los productos.
El funcionamiento de Huellas Verdes es a través de la subscripción de canastas, donde socios y socias aportan igualmente con trabajo cooperativo, las denominadas “mingas”. Estas mingas de trabajo, son un elemento central del modelo de Huellas Verdes. Tiene que ver con juntarse y “unir las fuerzas para realizar un tarea titánica”, en palabras de la entrevistada Amanda Luchsinger, parte de la Cooperativa Huellas Verdes. Ella señala que la Cooperativa necesita mucha mano de obra en ciertos momentos de la producción, como cuando hay que abonar la tierra con compost, labor muy intensiva en trabajo. La minga aquí juega un rol central, juntando a productores y consumidores para llevar a cabo estas tareas complejas; ese es el espíritu de Huellas Verdes. Esto también tiene un componente educativo y de sensibilización de adultos, niñas y niños, sobre todo, aquellos que residen en zonas urbanas, ajenos de los proceso de producción de alimentos.
La idea de Huellas Verdes proviene del modelo CSA o Community Supported Agriculture, un tipo de comercialización directa que consiste en una comunidad de personas que se comprometen a apoyar una explotación agrícola, de modo que la tierra de cultivo se convierte, legal o simbólicamente, en una granja de la comunidad, en la que los cultivadores y consumidores se apoyan mutuamente y comparten los riesgos y beneficios de la producción.
Producir alimentos y trabajar en el campo es muy sacrificado, con lo cual el modelo que propone la Cooperativa Huellas Verdes es una buena alternativa. Ambas entrevistadas, Amanda y Valentina comparten una visión futura de la Cooperativa, en el sentido de reforzar más el rol de las y los socios, quienes necesariamente deben involucrarse más el proceso. Ahora bien, el futuro de Huellas Verdes no tiene que ver con el incremento de su tamaño, en términos de aumentar el número de canastas y socios. Hay consenso aquí de que el modelo de la Cooperativa es a pequeña escala, lo que no significa que no pueda convertirse en un referente para otras iniciativas.
Huellas Verdes constituye un refugio y una alternativa para las presiones que amenazan las sustentabilidad del sistema agroalimentario metropolitano. Este vínculo directo entre productores y consumidores de alimentos puede ser la clave para resolver ciertas problemáticas relacionadas a la falta de involucramiento o “desafección” de las personas/consumidores en las dinámicas y vicisitudes que tienen los pequeños productores. Considerando la complejidad de poder desarrollar iniciativas y/o modelos de negocios agrícolas más sostenibles, el modelo de CSA de Huellas Verdes supone una buena estrategia para socializar los beneficios y los costos de estas alternativas.
Dentro de los productores que abastecen a la cooperativa, se encuentra la Chacra el Alto, cuya historia puedes conocer aquí.